El ministro de fuero de la Corte de Apelaciones de Santiago Joaquín Billard condenó a tres ex integrantes de Carabineros por el homicidio calificado del sacerdote salesiano Gerardo Poblete Fernández.
El magistrado sentenció a Blas Barraza Quintero y Froilán Mondaca Sáez a 10 años y un día de presidio como autores del homicidio del presbítero, mientras que Enzo Meniconi Lorca fue sentenciado a tres años y un día de presidio como encubridor del mismo ilícito.
A Meniconi Lorca se le concedió el beneficio de la libertad vigilada, mientras que los dos restantes deberán cumplir la pena de manera efectiva por el crimen ocurrido el 21 de octubre de 1973 en Iquique.
La diligencia fue realizada con efectivos de Carabineros que, sin exhibir orden competente alguna, lo inculparon de espiar las instalaciones y el movimiento de tropas del Regimiento Carampangue.
Posteriormente, fue golpeado en el interrogatorio con tal violencia que le causaron la muerte, la que luego pretendió ser justificada con un accidente del tránsito en que el sacerdote se habría caído del furgón policial.
El crimen fue enmascarado por las autoridades de la época, que afirmaron que el religioso murió "al resbalar" cuando bajaba de un furgón policial, según un bando militar publicado en la prensa de Iquique.
El magistrado sentenció a Blas Barraza Quintero y Froilán Mondaca Sáez a 10 años y un día de presidio como autores del homicidio del presbítero, mientras que Enzo Meniconi Lorca fue sentenciado a tres años y un día de presidio como encubridor del mismo ilícito.
A Meniconi Lorca se le concedió el beneficio de la libertad vigilada, mientras que los dos restantes deberán cumplir la pena de manera efectiva por el crimen ocurrido el 21 de octubre de 1973 en Iquique.
Según consta en el fallo, el religioso fue detenido ese día junto al seminarista Ricardo Francisco Salgado Torres, alrededor de las 15:30 horas de la tarde desde las habitaciones del Colegio Don Bosco.
La diligencia fue realizada con efectivos de Carabineros que, sin exhibir orden competente alguna, lo inculparon de espiar las instalaciones y el movimiento de tropas del Regimiento Carampangue.
Posteriormente, fue golpeado en el interrogatorio con tal violencia que le causaron la muerte, la que luego pretendió ser justificada con un accidente del tránsito en que el sacerdote se habría caído del furgón policial.
El crimen fue enmascarado por las autoridades de la época, que afirmaron que el religioso murió "al resbalar" cuando bajaba de un furgón policial, según un bando militar publicado en la prensa de Iquique.
El Mostrador/5 de Noviembre.
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